Los Santos suena distinto: Hipótesis sobre una escena musical única
Ir a un chivo a La Zona de los Santos siempre será un buen plan, tanto para las bandas que forman parte de los carteles como para el público que compra su entrada.
Si viajas desde la ciudad como asistente, lo primero que te recibe es un trayecto lleno de montañas y vistas verdes, hasta llegar frente a la tarima, donde te rodeas de más asistentes que viven el concierto como nunca antes lo habías visto: presentaciones coreadas de principio a fin, público que baila hasta sudar, una hermandad que se levanta en la rueda, asistentes que estudian las canciones de las bandas que llegan a presentarse por primera vez a la Zona, personas que aman y viven la música de forma diferente.
Las bandas que visitan La Zona desde otras partes del país llegan a la tarima con seguridad de que su presentación será valorada, coreada y escuchada. Un público que rompe con lo habitual.
Siempre que se habla de un concierto en Los Santos, las conversaciones vienen acompañadas de frases como: “¡Qué chiva, que buen tour!”, “De fijo, armemos buseta”, “¡Qué buen público tiene la Zona!”, “¿Hay hospedaje cerca?” o “¡Ambientazo el que se vive en La Zona!”.
Pero ¿a qué se debe que la escena musical en Los Santos sea tan distinta al resto del país y resulte tan llamativa para visitarla como turismo musical? Te contamos algunas de las hipótesis tras varios años de analizar, visitar y colaborar con la difusión de espacios en este movimiento.
La Zona de los Santos está a unas dos horas de viaje desde el centro de San José, es una comunidad cerrada con una identidad fuerte que celebra y apoya lo “hecho aquí”. El éxito de unos es el de toda la comunidad y es motivo de orgullo generalizado. Cada proyecto musical o evento es apoyado sin distinción de edad o gusto musical.
Pero esto no fue un fenómeno que pasó de la noche a la mañana, miembros de su comunidad han venido trabajando durante décadas para eliminar estigmas relacionados a los conciertos y géneros musicales en una comunidad conservadora y de tradición religiosa fuerte. La formalización de espacios culturales y musicales, el apoyo por parte de gobierno local, comercio y entidades privadas ha fortalecido la eliminación de estos estigmas y propiciado la apertura de espacios para música y cultura.
Estos espacios no se producirían si no existieran músicos con proyectos qué presentar. Hay una tradición musical importante en Los Santos, proyectos como las bandas estudiantiles, coros y escuelas de música se convierten en semilleros de formación musical para niños y jóvenes que más tarde encuentran un lugar para seguir creando música en la escena local.
Cuando se ama el lugar donde uno crece, pero por trabajo o estudio se debe abandonar, se genera un arraigo nostálgico por ese lugar y por su gente. Muchos músicos vuelven a la Zona como parte de uno, dos o hasta tres proyectos musicales. Regresan a tocar con su vecino, con su compañero de cole, con su primo o su compañero de banda estudiantil. Hay una hermandad particular al hacer música junto a la gente con la que uno crece, aún así si eres un músico empírico, tocar y aprender de conocidos da la confianza y la motivación a seguir creando.
Esa hermandad se refleja en el apoyo sin distinción de género. Vemos muchos conciertos con carteles que incluyen géneros musicales variados y público asistente que apoya a todas las presentaciones sin distinción de género musical o rivalidad alguna.
Otro factor importante a considerar es la autogestión. A falta de oferta externa, se propicia la creación interna. Para algunos de los habitantes de la Zona que disfrutan de los conciertos, les es difícil trasladarse a eventos en San José por lejanía, tiempo o trabajo, esto hace que se produzcan espacios locales.
Cada evento que se realiza es valorado por sus asistentes, ya que la frecuencia con la que se dan es menor que en otras partes del país. Para un asistente de chivos en San José centro es común ver hasta cinco eventos un mismo día y a una misma hora, es común no saber decidir a cuál de esos eventos ir o decidir no ir a ninguno porque tal vez hoy prefiere un poco de cine. En Los Santos esto no pasa, ya que estos espacios no se producen tan frecuentemente y hay pocas opciones alternativas para pasar el fin de semana.
La producción de estos espacios se da en colaboración con bares o salones que brindan condiciones justas para el trabajo que implica la gestión de estos eventos: las bandas pueden dejarse el 100% de la puerta para cubrir gastos de producción y no hay cobros relacionados a alquileres, condiciones que en otras partes del país no se dan. Espacios como La Cueva o El Guayabal se convierten en un lugar seguro y con las condiciones óptimas para exponer arte.
El público agradece mucho el trabajo realizado por las bandas, porque al mismo tiempo que producen y gestionan sus eventos, viajan algunos cuantos kilómetros para poder ensayar en la sala de ensayo más cercana. O autogestionan su propia sala de ensayo en la casa de alguna tía o abuelo que les permita hacer bulla por algunas horas.
Un efecto interesante de analizar también es el “efecto bola de nieve”, muchas bandas inician su proyecto musical sin mucha expectativa más que amor a la música y el arte, pero al ver el éxito de otras bandas que empiezan a tocar fuera de la Zona y son parte de carteles o eventos importantes a nivel nacional e internacional, se motivan a profesionalizar su proyecto y proyectarse en tarimas dentro del GAM. Ejemplos de ello son Santo Remedio, Puerko Xpin, Rana Bruja, Ominosa, Rotten Kids o Dearmount por mencionar algunos de los proyectos que hemos podido ver en tarimas dentro del GAM ocupando espacios importantes en eventos musicales o presentando su música en tarimas internacionales.
Finalmente, no podemos hablar de la escena musical en la Zona de los Santos sin darle un papel protagónico al Santos Rock, que ahora como Asociación Cultural, se encarga de que la presencia de la música y la cultura en los tres cantones sea durante todo el año y no solamente durante el día del festival como tal.
El Santos Rock celebra este este próximo año, 20 años de ser una vitrina para mostrar al público nuevo que visita la Zona todo el talento de la región y de las bandas que aún no han logrado alcanzar exposición fuera de ella. Para el público local, es el espacio de disfrute musical más importante de todo el año. En el 2026 se celebrará el sábado 17 de enero en el Rancho Turístico el Guayabal, desde ya la organización promete un cartel de lujo para esta celebración.
Las alianzas público privadas que ha logrado la Asociación con el comercio y el gobierno local validan muchísimo estos espacios tan importantes para el desarrollo de la cultura, el turismo y el disfrute de toda la familia sin distinción de edad.
La Asociación gestiona eventos durante todo el año para músicos emergentes y ya viejos conocidos de la escena local, pero uno de sus espacios más importantes es el Festival Semillas, un lugar para celebrar el talento de la niñez de La Zona que se convierte en un trampolín para que esos niños luego encuentren su espacio en la escena local también, es un semillero de talentos que da continuidad a esta escena musical tan distinta.
La última edición del Festival Semillas se llevó a cabo el pasado 06 de setiembre en el marco del Día del Niño y la Niña, un espacio en el que se celebró la creatividad y el talento de las infancias artísticas de la Zona de Los Santos.
La sede SINEM Los Santos también juega un papel protagónico, resultado de una rica historia musical local y del esfuerzo comunitario. Sus raíces se encuentran en una larga tradición musical local, que incluye en filarmónicas, cimarronas, bandas y grupos de música popular. La apertura y consolidación de la sede, tiene el objetivo de dar continuidad al legado musical y ofrecer oportunidades educativas a las nuevas generaciones, continuando así con la apertura de espacios consolidados para estudiar música en esta zona del país.
Concluimos después de este viaje entre hipótesis, que en la Zona de los Santos la música no solo se escucha: se vive. Cada acorde, cada coro y cada rueda son el resultado de décadas de esfuerzo colectivo, de una comunidad que decidió abrir sus puertas a todas las expresiones musicales. En cada concierto se siente orgullo, agradecimiento y pertenencia. Tal vez por eso, para quienes ya han vivido la experiencia, un chivo en Los Santos nunca es solo un evento: es un reencuentro con la música, con la gente y con esa pasión compartida por este arte.