Crear, resistir y heredar: el arte de componer música en Costa Rica
Valeria Atkeys, cortesía.
En su estudio en Heredia, Valeria Atkeys afina su piano y repasa notas electrónicas; en otro rincón de Paso Ancho en San José, Adrián Poveda esboza acordes sobre un cuaderno. Ambos comparten la certeza de que “la música no es solo lo que hago… es parte de quien soy”. En Costa Rica, componer es más que un oficio artístico: es una forma de construir sentido, comunidad y futuro.
Desde 1998, mediante el decreto ejecutivo 26887-C, el país celebra cada 31 de mayo el Día del Compositor y la Compositora Nacional. Esta fecha reconoce el talento, trabajo y profesionalismo de quienes dedican su vida a la creación musical, elementos claves de la identidad cultural costarricense.
Valeria Atkeys supo desde niña que el piano era su espacio para expresarse. Formada en música clásica y contemporánea, desarrolló una propuesta que fusiona beats, sintetizadores y sonidos acústicos. Su disco Miradas Transparentes fue preseleccionado para los Latin Grammy 2024 como Mejor Canción Alternativa, y el sencillo Midnight Running recibió el premio ACAM 2021 como Mejor Sencillo Electroacústico. Ha llevado su música a escenarios internacionales y es la creadora de Wila Fest, el primer festival masivo de mujeres en la música en Centroamérica. El viernes pasado lanzó su sencillo Viaje Tropical, junto a José Castillo, guitarrista de Bomba Estéreo.
Adrián Poveda, cortesía.
Adrián Poveda, por su parte, creció entre conciertos y ensayos. Ha sido parte de Monte, Modska, Continental y su proyecto solista El Mundo Entero. Es cofundador del sello Sonido Nuevo y ha trabajado por rescatar la historia del rock nacional además de sus propias creaciones. “La música popular es una cadena y uno es un eslabón […] volver a sacar a la luz a todas estas bandas pioneras ha sido un trabajo reciente con el que aún estoy entendiendo mi lugar”.
Ambos enfrentan un contexto estructural desafiante. “En muchos casos, la música se percibe como un contenido gratuito más que como un trabajo creativo”, dice Valeria. Adrián va más allá al indicar que “no tenemos presencia ni peso sindical para lidiar con entes que se niegan a dar una cuota de tiempo decente a la producción nacional en las radios […] tenemos un sector de cultura debilitado”. A eso se suma la competencia desleal en plataformas globales y la saturación del mercado digital.
Para transformar ese panorama, ambos artistas proponen políticas culturales valientes. Adrián aboga por cuotas obligatorias de producción nacional, fondos bien gestionados y estrategias como las de Corea del Sur. “En 2020, el mercado musical costarricense generó 9.3 mil millones de colones casi sin apoyo. Con un poco más de cerebro político, podríamos liderar en la región”, enfatizó.
Desde lo cotidiano, Valeria destaca la urgencia de fortalecer la formación técnica, legal y de gestión. Adrián subraya que se necesitan también promotores, managers, diseñadores y medios comprometidos.
Ambos coinciden en que componer en Costa Rica sigue siendo urgente. “Es un acto de resistencia creativa”, dice Valeria. Y Adrián concluye: “El trabajo y el descubrimiento son la mejor parte”.
Esta semana, Kilómetro Cero y La República estaremos compartiendo contenidos especiales que celebran a las y los compositores nacionales. Porque componer, aquí, también es abrir camino.